Los tesoros de la Costa



Esta mañana, los amantes de la naturaleza y los caminantes salen hacia un «jardín excepcional»: el Domaine du Rayol, un auténtico balcón sobre el Mediterráneo. Este remanso de paz reúne en un solo lugar los paisajes de todo el mundo. ¿Su punto en común? ¡el clima mediterráneo! Exploración asegurada.
Por supuesto, tras un sabroso desayuno, no olvides meter en la mochila tus cosas de playa. El mar azul nunca está lejos en la ruta de las vacaciones.


Toma la carretera panorámica hacia Rayol Canadel. Serpenteando por la recortada costa, contemplarás magníficos paisajes entre el azul intenso del mar y el verde de las colinas. Tras unos 50 min de trayecto, llegarás al Domaine du Rayol, llamado «el Jardín de los Mediterráneos».
Emprenderás un agradable paseo parta descubrir este jardín con tu espíritu aventurero: primero, aparcarás en el estacionamiento y te dirigirás a la recepción del Domaine, donde te entregarán un plano del lugar. ¡Comienza la aventura!



Empieza tu paseo siguiendo los senderos con todos tus sentidos bien despiertos. Con los ojos muy abiertos, pasarás de país en país observando las maravillas de la flora que crece en el clima mediterráneo.
En tu gran viaje, ¿sabrás reconocer los grandes dragos de las islas Canarias, los áloes de Sudáfrica, las palmas de miel de Chile o la bambusería de Asia subtropical?


Todavía maravillado, llegarás a La Casa de la Playa, donde podrás disfrutar de un momento suspendido en el tiempo sobre el Mediterráneo. Más abajo, una pequeña playa privada del Domaine te llama. El sol se refleja en el agua mientras una brisa ligera refresca el ambiente. La relajación es perfecta.
A tu ritmo, vuelves a subir los bonitas caminos hasta la cafetería de los jardineros, donde te espera un buen almuerzo. Una bebida vegetal, un postre casero o un menú completo… elige entre sabores locales y de temporada.



Con calma, regresas al coche para seguir la carretera costera. El pueblo de Bormes-les-Mimosas aparece ante ti, en su promontorio que domina las playas más hermosas del Var.
¡Qué placer pasear por este tesoro encaramado! El «circuito turístico» te guiará por las callejuelas medievales y maravillosos miradores. Plazoletas con encanto, caminos pintorescos y tiendas auténticas con fragancias de lavanda convierten cada rincón en una sorpresa. En verano, las buganvilias trepan por las fachadas de las casas típicas provenzales, mientras que en invierno florecen las mimosas.
Para el almuerzo, nada mejor que acomodarte en un restaurante auténtico, junto a una fuente antigua o bajo un arco de piedra.


Tras este viaje en el tiempo, toca descubrir el litoral de Bormes-les-Mimosas. Sus playas, bordeadas de pinares y viñedos, forman una de las bahías más bonitas del mundo.
L’Estagnol, con sus aguas cristalinas, y Cabasson, con vistas al fuerte presidencial, destacan entre el resto: arena fina y paisajes de postal invitan al descanso y a la relajación.
Aparcamiento de pago en ambas playas.





La luz se vuelve cada vez más dorada; la carretera es agradable al volver. Por la ventanilla, desfilan los pinos. De vuelta al camping, una simple pero feliz cena pondrá la guinda a este día descubriendo el litoral de Var: melón, queso de cabra y una copa de rosado bien frío.
Las fragancias del día aún flotan en el aire. Y ya lo sabes: la Provenza tiene todavía mucho más que ofrecerte…


de Mediterráneo?